Comentario de Santiago Jervis S. sobre el libro “Hombres iluminados de espaldas agachadas”
En los confusos momentos que vive el Ecuador, voces esclarecedoras como las de Temístocles Hernández contribuyen a generar optimismo.
Acaso como nunca antes en el país, incluidos los períodos de dictaduras civiles, militares o mixtas, la sociedad ecuatoriana está experimentando un proceso tan agudo de concentración de poderes en un solo hombre, tan fuertemente y con tan poca resistencia.
El presidente Rafael Correa, elegido por mayoría en elecciones libres, ha ido paulatinamente quebrando todo vestigio de la clásica división de poderes de una democracia. Comenzó con la disolución del Congreso Nacional y luego arremetió contra el Tribunal Supremo Electoral, el Tribunal de Garantías Constitucionales y la Función Judicial. Estas instituciones le son ahora totalmente dóciles. A ello agregó la elección de una Asamblea Constituyente que a diferencia de todas las precedentes en el país, sirve tan solo de eco a lo que decida Correa en materia legislativa, administrativa y, lo que está en proceso, de expedición de una nueva carta fundamental que le facilite lo que él se ha propuesto: aplicar en el país el "socialismo del siglo XXI" ideado por el presidente Hugo Chávez de Venezuela con inspiración de Fidel Castro y que, a la final, es una vía hacia la dictadura total.
Los partidos políticos han sido barridos y sustituidos por un único partido, el correista al que su líder lo llama PAIS. En la Asamblea Constituyente existe una minoría de oposición, pero no sirve para nada que no sea avalizar y con ello acreditar todo lo que la Asamblea, por orden de Correa, decida en todos los campos.
La oposición política, anulados los partidos, no se perfila por ningún lado. Líderes en los cuales se fincaba alguna esperanza de respuesta se han silenciado o han decidido sumarse directa o indirectamente al rebaño dócil de la minoría. Igual ha ocurrido con el frente empresarial privado y, dentro de éste, con los medios de comunicación.
Claro que hay excepciones admirables, sobre todo de parte de algunos columnistas que no tienen temor en juzgar y criticar todo lo malo del actual gobernante. Inclusive ocasionalmente hay pronunciamientos oficiales de los medios en ese sentido, vertidos en sus editoriales principales. Pero da la sensación de que hay temor, de que se prefiere contemporizar y estar a la espera de que algo surja, algo genere un cambio sin que ellos se involucren directamente, pero que obviamente no vendrá si no hay antes una altiva y solidaria posición de todos los inconformes con este régimen dispuesto a acabar con la democracia.
La democracia vivida por el Ecuador con antelación a Correa ha sido imperfecta, de ello no cabe duda. Pero el objetivo debería ser analizar y aplicar los mejores métodos para encauzarla por el camino justo, por el del perfeccionamiento constante, por la rectificación de los errores. Mas no habrá democracia, ni mejor ni peor, si se la destruye como está haciéndolo Correa.
Por lo mismo, hay que reiterar que el papel de los inconformes como Temístocles Hernández, es loable, sobre todo como en su caso, que lucha solo y por sus propios medios sin acceder a los de comunicación colectiva. Su descontento por lo que pasa en el país frente a la indiferencia de los más, lo ha estado expresando en innumerables folletos y panfletos que los produce y distribuye de su propio peculio. Últimamente su esfuerzo se amplió con la publicación de dos libros polémicos que tituló "Hombres Iluminados de Espaldas Agachadas" y "El Poder del Pensamiento Evolucionario; Reflexiones de un Pensador Libre". Y eso es lo que es Temístocles Hernández: un pensador libre que no se arredra ante nada ni ante nadie para decir su verdad. Es probable que muchos no concuerden eventualmente con su lenguaje rudo y directo, con ciertos enfoques y juicios sobre política internacional. Pero nadie podrá desconocer que defiende su inclinación por la libertad, la democracia y los derechos individuales con firmeza y sustentado en principios irrefutables.
Estamos convencidos de que Temístocles no cejará en su lucha por estos ideales y que seguirá aportando con sus luces y escritos a favor de una Patria por el momento desconcertada, pero que saldrá avante con líderes del pensamiento libre como él.
Santiago Jervis tiene su propio espacio en Internet, enlace aquí.
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